Observe la imagen y cree su propio carnet del buen lector. Escriba los datos de las obras leídas, Huasipungo y el Éxodo de Yangana, y comparta con sus compañeros la opinión personal sobre cada libro.
LA LECTURA NOS DIVIERTE
miércoles, 8 de julio de 2015
CLUB DE LECTURA
Lea la síntesis de una de las obras de los dos autores y escriba una opinión sobre la obra leída.
Huasipungo
Alfonso Pereira es dueño de una hacienda en huasipungo a la cual no iba, pues prefería vivir en la ciudad con su esposa e hija y tener una vida hasta cierto punto cómoda. La hija de Alfonso Pereira, dueño de Cuchitambo —la hacienda donde transcurre la acción—, va a ser madre. El padre busca entre las indias una nana para el bebé y elige a Cunshi, la mujer del protagonista, Andrés Chiliquinga. El indio, creyéndose abandonado por Cunshi, va a trabajar al monte y pierde una pierna en un accidente.
Al enfrentamiento entre el indio y el patrón, que es inevitable componente social, se aúna uno nuevo: el patrón pretende seducir a Cunshi. Asimismo, la mayoría de los indios es enviada a construir una carretera con la cual los amos, el inversionista extranjero, el juez y el cura del pueblo serán los únicos beneficiados. En cambio, Chiliquinga ha sido encargado para ayudar en las obras junto con sus compañeros, lo que los obliga a soportar largas jornadas de trabajo y la actitud despótica del capataz, incluso hasta arriesgar sus vidas y perderlas.
El río crece con las lluvias y las obras de construcción de la carretera se interrumpen. La corriente arrasa el sitio por donde debía pasar la carretera e inunda huertas y casas de los indios. El hambre casi los vence y para alimentar a sus familias deciden, Chiliquinga entre ellos, desenterrar el cadáver de una res muerta en la inundación.
Chiliquinga, desesperado, debe afrontar una vez más la evidente separación de los mundos de blancos e indios; su esposa muerta no puede ser enterrada en el cementerio de la iglesia si el cura párroco no recibe una fuerte suma. Andrés roba entonces una res para conseguir el dinero que garantizaría el entierro de Cunshi, pero es severamente castigado por el patrón.
Lleno de indignación, Andrés congrega a la indiada enardecida, y se desatan la violencia, la venganza y el asesinato, descargando así el cúmulo de odio y rencor tanto tiempo reprimidos. Andrés toma desquite del teniente político y de don Alfonso, cuya hacienda él y los suyos asaltan, pero en donde no había nadie, pues los amos han huido a Quito. Ya sólo quedan unos pocos rebeldes, entre ellos Andrés Chiliquinga y su hijo, quienes se refugian en una choza junto con otros compañeros. De repente, advierten que el techo es pasto de las llamas; ese incendio es el preludio de una muerte segura. En un heroico alarde de orgullo y soberbia, Andrés torna a su hijo en brazos y, angustiado se entrega a las balas gritando: "¡Ñucanchic huasipungo” De pronto, como un rayo, todo enmudeció para él, para ellos.
El párrafo final, lleno de poesía, denuncia el abuso, la opresión, el sufrimiento ancestral, y documenta la desesperada voluntad de luchar para terminar definitivamente con ello: "Al amanecer, entre las chozas deshechas, entre los escombros, entre las cenizas, entre los cadáveres tibios aún, surgieron, como en los sueños, sementeras de brazos flacos como espigas de cebada que, al dejarse acariciar por los vientos helados cielos páramos de América, murmuraron en voz ululante de taladro: "¡Ñucanchic huasipungo”
http://www.forosecuador.ec/forum/ecuador/educaci%C3%B3n-y-ciencia/3717-resumen-de-huasipungo
Éxodo de Yangana
En El éxodo de Yangana un pueblo decide abandonar sus tierras para escapar del castigo por un crimen colectivo. Fuenteovejuna de Lope de Vega es el referente, pero el final constituye un recordatorio de que en Latinoamérica las cosas no son como debieran. A diferencia de Fuenteovejuna , Yangana sabe que la acusación de asesinos «peor aún, comunistas« y el castigo son inexorables.
A Joaquín Reinoso, campesino pacífico y primer huído de Yangana a la selva por haber tomado venganza sobre un oficial gubernamental abusivo, se le aparece todo el pueblo, que también ha decidido comenzar una nueva vida.
Es que la presión de la injusticia social ha estallado durante una fiesta comunal, catalizada inadvertida «o imprudentemente« por la acción cultural levemente ridícula de don Vicente Muñoz, el librepensador, reflejando la tesis de Rojas acerca de que la literatura nunca es un juego abstracto o gratuito, sino capaz de ejercer influencia social, aunque no siempre en el sentido esperado.
Con ese pueblo en marcha Rojas construye un personaje colectivo, a primera vista idílico, pero cuyo retrato va descubriendo un universo complejo y poético: «[en el éxodo] Viene, en fin, un muestrario acaso cabal de humanidad; un mundo comprimido y abreviado en el que están representados los vicios y las virtudes, los temperamentos y las aptitudes buenas o malas; las grandezas y miserias del hombre; la conducta, el pensamiento, la acción, el hambre, el deseo de no morir, el miedo, el odio y el amor.» Los ancestros, en fin, de los Buendía, la Madre Patrocinio y tantos otros.
El vértigo ante las opciones democracia-autoritarismo aparece en Don Vicente, provocador del estallido, propulsor del «Churón» Ocampo como líder del viaje, y su mayor enemigo por querer retornar a la democracia una vez en destino. Una dinámica repetida en Latinoamérica.
http://www.stockcero.com/iframe-content.php?id_prod=1925555447#.VZ3Kxl9_Oko
Lea la síntesis de una de las obras de los dos autores y escriba una opinión sobre la obra leída.
Huasipungo
Alfonso Pereira es dueño de una hacienda en huasipungo a la cual no iba, pues prefería vivir en la ciudad con su esposa e hija y tener una vida hasta cierto punto cómoda. La hija de Alfonso Pereira, dueño de Cuchitambo —la hacienda donde transcurre la acción—, va a ser madre. El padre busca entre las indias una nana para el bebé y elige a Cunshi, la mujer del protagonista, Andrés Chiliquinga. El indio, creyéndose abandonado por Cunshi, va a trabajar al monte y pierde una pierna en un accidente.
Al enfrentamiento entre el indio y el patrón, que es inevitable componente social, se aúna uno nuevo: el patrón pretende seducir a Cunshi. Asimismo, la mayoría de los indios es enviada a construir una carretera con la cual los amos, el inversionista extranjero, el juez y el cura del pueblo serán los únicos beneficiados. En cambio, Chiliquinga ha sido encargado para ayudar en las obras junto con sus compañeros, lo que los obliga a soportar largas jornadas de trabajo y la actitud despótica del capataz, incluso hasta arriesgar sus vidas y perderlas.
El río crece con las lluvias y las obras de construcción de la carretera se interrumpen. La corriente arrasa el sitio por donde debía pasar la carretera e inunda huertas y casas de los indios. El hambre casi los vence y para alimentar a sus familias deciden, Chiliquinga entre ellos, desenterrar el cadáver de una res muerta en la inundación.
Chiliquinga, desesperado, debe afrontar una vez más la evidente separación de los mundos de blancos e indios; su esposa muerta no puede ser enterrada en el cementerio de la iglesia si el cura párroco no recibe una fuerte suma. Andrés roba entonces una res para conseguir el dinero que garantizaría el entierro de Cunshi, pero es severamente castigado por el patrón.
Lleno de indignación, Andrés congrega a la indiada enardecida, y se desatan la violencia, la venganza y el asesinato, descargando así el cúmulo de odio y rencor tanto tiempo reprimidos. Andrés toma desquite del teniente político y de don Alfonso, cuya hacienda él y los suyos asaltan, pero en donde no había nadie, pues los amos han huido a Quito. Ya sólo quedan unos pocos rebeldes, entre ellos Andrés Chiliquinga y su hijo, quienes se refugian en una choza junto con otros compañeros. De repente, advierten que el techo es pasto de las llamas; ese incendio es el preludio de una muerte segura. En un heroico alarde de orgullo y soberbia, Andrés torna a su hijo en brazos y, angustiado se entrega a las balas gritando: "¡Ñucanchic huasipungo” De pronto, como un rayo, todo enmudeció para él, para ellos.
El párrafo final, lleno de poesía, denuncia el abuso, la opresión, el sufrimiento ancestral, y documenta la desesperada voluntad de luchar para terminar definitivamente con ello: "Al amanecer, entre las chozas deshechas, entre los escombros, entre las cenizas, entre los cadáveres tibios aún, surgieron, como en los sueños, sementeras de brazos flacos como espigas de cebada que, al dejarse acariciar por los vientos helados cielos páramos de América, murmuraron en voz ululante de taladro: "¡Ñucanchic huasipungo”
http://www.forosecuador.ec/forum/ecuador/educaci%C3%B3n-y-ciencia/3717-resumen-de-huasipungo
Éxodo de Yangana
En El éxodo de Yangana un pueblo decide abandonar sus tierras para escapar del castigo por un crimen colectivo. Fuenteovejuna de Lope de Vega es el referente, pero el final constituye un recordatorio de que en Latinoamérica las cosas no son como debieran. A diferencia de Fuenteovejuna , Yangana sabe que la acusación de asesinos «peor aún, comunistas« y el castigo son inexorables.
A Joaquín Reinoso, campesino pacífico y primer huído de Yangana a la selva por haber tomado venganza sobre un oficial gubernamental abusivo, se le aparece todo el pueblo, que también ha decidido comenzar una nueva vida.
Es que la presión de la injusticia social ha estallado durante una fiesta comunal, catalizada inadvertida «o imprudentemente« por la acción cultural levemente ridícula de don Vicente Muñoz, el librepensador, reflejando la tesis de Rojas acerca de que la literatura nunca es un juego abstracto o gratuito, sino capaz de ejercer influencia social, aunque no siempre en el sentido esperado.
Con ese pueblo en marcha Rojas construye un personaje colectivo, a primera vista idílico, pero cuyo retrato va descubriendo un universo complejo y poético: «[en el éxodo] Viene, en fin, un muestrario acaso cabal de humanidad; un mundo comprimido y abreviado en el que están representados los vicios y las virtudes, los temperamentos y las aptitudes buenas o malas; las grandezas y miserias del hombre; la conducta, el pensamiento, la acción, el hambre, el deseo de no morir, el miedo, el odio y el amor.» Los ancestros, en fin, de los Buendía, la Madre Patrocinio y tantos otros.
El vértigo ante las opciones democracia-autoritarismo aparece en Don Vicente, provocador del estallido, propulsor del «Churón» Ocampo como líder del viaje, y su mayor enemigo por querer retornar a la democracia una vez en destino. Una dinámica repetida en Latinoamérica.
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